07 julio, 2009

¡Ay! Mi pacino, pacino...

Con esta entrada inauguro un apartado de crítica cinematográfica que espero llevar a la par que los visionados de las películas que haga. En mi vida he visto muchísimas películas porque me encanta, pero al igual que me ocurre con la literatura... me agobia pensar todas aquellas obras de arte (y de no tan arte...) que me quedan por ver... porque hasta que no veo una película no puedo saber si me gustará o no. Eso sí... hay algunas que de entrada prefiero no ver (la mayoría de comedias americanas sobre sexo).

Tampoco serán críticas de películas del cine, sino simplemente de aquellas que voy viendo, ya sean de hace un año o de quince. Y algunas que haya visto y me encanten...irán también apareciendo.


Hoy hablaré sobre SIMONE de Andrew Niccol.




Un genial Al Pacino interpreta a Viktor Taransky, un director de cine fracasado que un día recibe el legado de un científico chiflado. Esta es Simone y el programa con qué controlarla. Se convertirá en un ídolo de masas rápidamente... pero ¿Cuánto podrá Taransky seguir ocultando la verdad?
Me ha gustado bastante por eso de ver a un Al Pacino en un papel más gracioso y porque la temática de la película guarda un trasfondo interesante: sobre los ídolos de mesas, el por qué adoramos a una persona, en los actores de hoy día y sus excentricidades o más bien sus caprichos... y en general en la industria cinematográfica... ¿Dónde están los sueños de antaño, esos que aspiraban a ser algo más que puro dinero? Yo tengo fe en que haya gente que luche aún por crear obras de arte... sin pensar en la pasta que pueda o no conseguir con ella.

La trama se desarrolla sin aburrir, de hecho sigues atento para ver que ocurrencias tiene el director Taransky para seguir adelante con su locura y la de los millones de seguidores de su "creación".

Puntuación: 8

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