08 noviembre, 2011

"Te amo demasiado para condenarte" dijo un dragón mirando a John Cusack..

Es duro. Es duro dar la espalda al amor. Es muy duro comprobar cómo alguien a quien amas y que te ama, te abandona.
Casi preferiría poder odiarte. Así, al menos, sería más fácil olvidarte. Pero ¿quién quiere olvidar uno de los mejores años de su vida? Nadie en su sano juicio.
Intento recordar los peores momentos, que hay muchos, la verdad. Pero no logran oscurecer los recuerdos dulces, alegres, cariñosos e intensos.
Es imposible.

Pensaba que me iba a pasar las noches llorando. Yo lo recordaba así. Quizás es el estado de shock el que no me deja ponerme a ello. Quizás sea, que reconozco, en el fondo, que esto es lo mejor. Quizás sea porque comienzo una nueva vida, porque estoy más ocupada o simplemente porque te quiero. "Si le amas, déjale marchar".
Sí, ya lo decía mi venerado Drácula: "te amo demasiado para condenarte". Si eres más feliz sin mi, adelante. No quiero atarte a la infelicidad, que tu dios me libre.

Yo te voy a esperar. A lo mejor esta soñadora es tan peliculera como sabes y aún espera que hoy, mañana o dentro de una semana, vuelvas pidiéndome volver. A lo mejor espera que, cual largometraje de tu amado John Cusak, pase el tiempo y te des cuenta de lo que has perdido y vuelva a comenzar una preciosa historia de amor. Sí, como esas de las películas o de los libros que tanto me gustan.
Aunque, siendo sincera, no sé cuánto voy a esperar.
A lo mejor dejo que el tiempo pase y hable; cosa que por otro lado no puedo evitar de ninguna manera. Quizás no fuera nuestro momento. Quizás nos reunamos dentro de unos años y queramos volver a intentarlo.
Es posible que este sea el final amargo para siempre. Mis Héroes decían que "para siempre es mucho tiempo". Y el tiempo es relativo. Pero yo tampoco estoy aquí para perderlo.

Una parte de mi me grita que viva la vida, que me desmelene y me vuelva una ninfómana. ¡JA! Eso será si me lo permiten. O si yo te lo permito. No sé muy bien quien habla ahora, si la señorita Beatriz o la señorita Vecy.
No podría...

Lo que sí que tengo claro es que no quiero ofuscarme en lamentos, en canciones de desamor o en bancos vacíos. Ya me pasó una vez y fue una experiencia aterradora.
No se puede comparar con lo que él y yo hemos (o habíamos...) construido. Con todo lo que acabo de dejar que destruya la tormenta, el frío y el viento.
No quiero volver a tener miedo de la almohada, del tiempo eterno entre que me acuesto y me duermo. No quiero pensar.

No quiero pensar en todos los planes que van a desaparecer de mi camino. No quiero acordarme del inexistente concierto de Bunbury, de la visita al castillo medieval de mi pequeña ciudad, del viaje a otra tierra que jamás sucederá... de esa caricia que jamás se repetirá, de esa mirada atenta y llena de ternura... de ese costreo con cerveza, monopoly y los simpson... Y la lista interminable que prefiero dejar de enumerar por si falto a mi palabra y me pongo a mear por los ojos.

Demasiadas coincidencias.
Demasiados deseos insatisfechos.
Demasiada compenetración.
Demasiados puntos de vista.
Demasiadas carcajadas.
Demasiada soledad.
Demasiados secretos.
Demasiada verdad.
Demasiado humo, de tabaco en el cenicero, de cachimba por el suelo.

Demasiadas canciones, demasiados autores, películas, libros, series... que jamás podré volver a ver ¿sin acordarme de ti?
Feeling, que dijiste inexistente una vez. ¿Cómo puede ser eso? Todo el mundo aplaudía lo igualitos que éramos. Sin duda se equivocaban tanto como acertaban.
Cabezonería, carácter, romanticismo a ratos, ironías desbordantes... "Las cosas más triviales se vuelven fundamentales". En efecto. Eso me ocurrió contigo. Y creo a pies juntillas, que esas pequeñas tonterías, son las más importantes. Son las más complicadas de encontrar en otra persona.

Hacía mucho tiempo (pero mucho, mucho) que nadie me despertaba tanta curiosidad hasta que te conocí. Ese mismo día en aquella casucha. Ya pensaba en ti desde ese día.
Reconozco que hubo un tiempo que te perdiste en mi memoria... pero los bajos de Argüelles volvieron a traerte a mi lado.
¡JA! Ya no me importa confesar que ese día intenté en una ocasión hablar contigo a solas. Hecho que no conseguí. Aunque sí llamé tu atención. Benditos tus ojos... o bendita tu polla. En fin, qué más da.

Recuerdo el primer mensaje que me enviaste. Desde una playa. Cuando jugábamos a Ser Alicia y su sombrerero. Una soñadora, curiosa e inocente niña frente al loco, bohemio y directo hombre.
Tantos regalos, tantas chapitas...
Curiosidades del momento: aquella chapa de V de Vendetta que te regalé. Una de mis preferidas...
Ya se cocían augurios malignos el cinco de noviembre (¡Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre¡) y tú te habías colocado su máscara hacía unos días. ¿Qué hubiera cambiado de asistir a esa fiesta de otro continente?

Es curioso, muy curioso. Pero sólo he amado a dos hombres en mi vida y los dos tenían y se pusieron esa máscara misteriosa... ¿Los dos se ocultaban de mi? ¿Del mundo?
Quizás al tercero vaya el vencido. Ahora sólo me toca salir a cualquier manifestación de anónimos a encontrar un hombre ¡NO TE JODE!

Pero no... yo no quiero a otro hombre. Echo de menos a un hombre.
Y "me añoraste como nunca", tanto, como para decirme adiós unos días después.

La jodí bien jodida. Quizás me lo merezca. Puede que tenga que aprender y necesite estas experiencias. Rara vez nadie encuentra a su pareja durante las primeras relaciones. Aunque reconozco que envidio esos amores primerizos que nunca terminan... Es taaaan romántico. (xD)

Sólo puedo darte las gracias por haberme enseñado tanto en esta vida. A cocinar mejor, a arruinar a otros comprando las calles naranjas o azules clarito... o teniéndo Plaza de España (xDDDDDD), a hablar con miradas, silencios y caricias... a volver a "amar" a los gatos... Y me extendería con otra lista de la descompra... pero no es el momento, ya no. (?)


También me gustaría pedirte perdón por todo el dolor que te he causado. Me duele estar mal, obviamente... pero no hay cosa que me destroce más que verte con esa expresión... esa. Siento haberte hecho sufrir tantísimo. Creo que más de lo que he podido imaginar...
Yo quería hacerte feliz.
Quería... quería... quería... ¡Qué desastre!
Siento tanto que no hayas querido seguir luchando... Siento haberte destrozado la esperanza... esa que tanto me sobra.
Esa que a veces no sé si es real o es imaginaria.
Si ES o me gustaría que FUESE.
Esa esperanza que quizás exista por el simple hecho de desearlo. Porque la esperanza, las fuerzas para seguir..., al final, sólo puedes crearlas tú.
Sólo tú decides abandonarla.

¿La razón o el corazón?
¿Ciencia o fe?
Yo soy John Locke y tu... Jack Shepard. Jajajajaja, otra curiosidad que me ha salido sola. (Recuerdo como si fuera ayer mi obsesión con Jack y cómo pronunciabas tú el "Shepaaaaaard", el mismito día que te conocí)
Locke tenía fe, una fe ciega... que si bien es verdad se fue diluyendo y perdiendo porque no le daba los frutos esperados. Contrariamente a las ideas de Jack. Un hombre de ciencia, ¡un médico! que comenzó a creer en el destino, en la idea de que quizás hubiera algo más allá, un plan para cada uno... Y esperanza. Siempre esperanza.

Quizás la tenga ahora... o no.
A medida que escribo esta monumental Biblia voy perdiendo la fe en este amor. Creo en él, pero no nos salvará. Al menos ahora... O eso parece. O eso quiero creer para que sea menos doloroso. Total, estos son palabras que bien podrían ser mentira.
Ni siquiera sé si estoy en mis cabales, si debería desahogarme así o si debería borrar la entrada y a la mierda.

Veo las cosas grises, pero no negras... y eso es un paso.
¿Lo peor está por llegar? Quizás.
Quizás cuando empiece a echarte de menos con locura irrisoria... O cuando me alcoholice en algún bar y vea todo borroso. Cuando vuelva a llorar mientras viajo en metro... Quizás comience a darme cuenta de que lo peor... llega con el tiempo... (¿a la vez que se esfuma?)
¡BAH!
Ya deliro.

Me gustaría poder ser amiga tuya. O no.
No sé si podré en algún momento poder verte sin desear siquiera rozarte.
Y tu voz ("qué voy a hacer sin tu voooooooz" canta WarCry)... Joder. A muchos les parecerá una suma gilipollez. Pero lo que ha conseguido tu voz con mi bestia interior, con mi lujurioso deseo o con cualquier cosa que se pusiera por delante... ha sido una puta maravilla. ¡Qué nadie te calle jamás!
Cómo voy a echar de menos tus llamadas. Qué conversaciones hemos tenido: absurdas, incesantes, extremadamente calientes, moñosas, sarcásticas, religiosas... Largos minutos... espectaculares. El teléfono volvió a cobrar un sentido en mi vida.

Jum.... pero tampoco me gustaría perder a una de las mejores personas que he conocido en estos veintitrés años y pico. Pero duele demasiado. Tanto que creo que estoy empezando a flaquear...
¡CALLA! ¡NO LLORES, JODIA!

Eres unA superwuay!!!

Te quiero.
Y esto no es nada para hacerte cambiar de opinión.
Ha sido tú decisión. La respeto, al menos si cumple el requisito principal, que es que seas feliz. No quiero estar contigo si no eres feliz conmigo. Ya te he dicho que no secundo el "quiero estar contigo a toda costa".
Espero que, al menos, me eches de menos la mitad de lo que te echo de menos a tí. Así, egoistamente, me sentiré menos sola.

¡Qué malo es haber olvidado el diario en Segovia!

Y es que me he enredado siempre entre algas...
Sirena, vuelve al mar.

¡Ah! ¿Y cómo no recordarte cuando estoy rodeada de cine y de música últimamente?
John Coltrane, Joaquín Sabina, Manowar, Violadores del verso...
Los Gremlins, Blade runner, El ejército de las tinieblas...

¡HORROR, TERROR!

Y esos cds que me grabaste, esos dibujos que nunca me hiciste. Esas fotos que siempre quise hacerte. Ese video BREAKING THE LAW que nunca haremos... ¡JODER, TÍO!

Mi tigre con sombrero de copa...
El ying de mi yang...
Mi poeta entre las sábanas de un colchón de muelles que se clavan.
Mi elegante poeta de anti-bailes en rotondas.
Mi flapero de Barajas.
Mi antipiletos-papijos.
Mi amor.

El dragón... está perry el ornitorrinco.
Es decir, dentro de una mentira velada. Del silencio que habla.

Pero recuerda la frase que te puse tras aquella foto que me pediste que re regalara:
"Días de borrasca, vísperas de resplandores".

Y dale saludos al Cuco. También echaré de menos al indiferente peludo.



--- Y, por favor, nada de frases condescendientes desdentadas de ánimos vacíos y gilipuerteces... Mejor venid al Xanadú a que os haga socios de Fnac o a comprarme un disco, coñe.