25 febrero, 2013

De secretos y mentiras: las vidas que inventamos.


¡Buenas tardes, pendejuelos!


Hoy traigo la reseña de Las vidas que inventamos del Fernando J. López,  que escribió La edad de la ira novela que me gustó demasiado.

Gaby trabaja en una discográfica, Leo en una sucursal bancaria.
Gaby necesita desaforadamente sexo salvaje fuera del matrimonio, Leo ocultar un terrible suceso.
Gaby sospecha de Leo, Leo sospecha de Gaby.
Gaby y Leo son un matrimonio infeliz, cimentado en la mentira.

Gaby y Leo llevan veinte años casados  y tienen un hijo adolescente, con el que apenas tienen relación alguna. Su matrimonio es una pantomima que se ido asentando a base de mentiras por parte de ambos cónyuges. Leo se ha elaborado una imagen de si mismo que no se corresponde con la realidad, una imagen sin la que puede vivir y que sustenta todas sus relaciones sociales, ya sea en casa, en el trabajo con amigos o conocidos. Se ha apoyado tanto en ella que hasta él mismo se la ha estado creyendo. 
Pero ahora, y tras un horrible e imprevisto accidente, tendrá que hacer acopio de todas sus habilidades de hombre traicionero y falaz para cubrirse las espaldas.

Por otro lado, Gaby, mujer frustrada con la vida, siente que su aliento vital está consumiéndose sin pena ni gloria y su fuero interior le pide un cambio:  explotar de emoción, experimentar, en definitiva: volver a vivir. Es así como comienza a juguetear con los chats y las salas de sexo en Internet. Lo prohibido, lo desconocido, el morbo y la emoción comienzan a formar una parte inseparable de su día a día.





J. López intercala capítulos, más bien cortos,  de la visión de uno y del otro, en la que nos muestra en primera persona todos sus pensamientos, sus encrucijadas, sus miedos y sus pasiones. Utiliza un lenguaje natural y cercano, tan lleno de diálogos que podría valer para ser representada en el teatro (no podemos obviar que el autor también ha escrito teatro).

Es una historia, como se suele decir a veces, de rabiosa actualidad: la crisis dentro del matrimonio, la adolescencia insoportable y alejada de los padres, la infidelidad como vía de escape, Internet como una herramienta al servicio de la imaginación y la fantasías, los problemas en el trabajo, ... Y sobre todo la obsesión por vivir una vida que no es la tuya, por levantarte cada día en los labios de otra persona, por vivir con secretos y con miedo. ¿Dónde ha quedado la confianza en estos tiempos? ¿Dónde la sinceridad? ¿Por qué?

Otra vez, el señor J. López nos invita a reflexionar, sobre nuestro más  contexto, sobre esa crisis de valores que parece que asola nuestra sociedad


No es que tenga una lista de requisitos muy elevados, pero sí hay unos mínimos. Higiene. Cero faltas de ortografía. Y un cierto conocimiento de cine, literatura y música. Nunca me ha puesto la gente que no cumple esas exigencias. Y seguro que me he perdido más de un orgasmo legendario por ser tan exquisita, pero es que no hay nada que me baje tanto la libido como la zafiedad, y la gente que no sabe disfrutar de una buena película, de una buena novela o de un buen concierto suele ser gente zafia.

Fragmento en boca de Gaby, con el que suscribo totalmente.


Nota final: 7/10


Sigue a Fernando en Twitter: @Nando_J