Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán la película de Braveheart.
Con motivo de la puesta a la venta del Blu-ray de Braveheart, el Facebook de 20th Century Fox sorteó entradas para ver, después de catorce años, la película de Mel Gibson de nuevo en el cine y en alta definición.. Era ya una creación magnífica en VHS (cómo siempre la había visto) pero en la gran pantalla es aún mejor.
Siglo XIII. Escocia sufre la invasión de los ingleses mientras los nobles escoceses se disputan el trono y los plebeyos mueren a manos de los soldados de Eduardo I, Rey de Inglaterra, entre ellos el padre y el hermano de William Wallace. (Mel Gibson)
Huérfano, Wallace es recogido por su tío y se lo lleva consigo lejos de allí. Éste lo cría, alfabetiza e instruye con la espada.
Cuando William vuelve, sólo desea labrar sus tierras y formar una familia, con Murron (Catherine McCormack), de la que lleva enamorado desde siempre. Pero sus planes se oscurecen cuando los soldados ingleses descubren su matrimonio secreto y acaban con la vida de ella. Con el pretexto del asesinato de su amada, William Wallace clama venganza y comienza una rebelión contra el mismísimo Rey de Inglaterra. Siempre en pos de la libertad; siempre con la pasión en las venas por su amor perdido.
El amor es un sentimiento muy intenso que envuelve la película de principio a fin, pero coexisten otras potentes temáticas: la traición movida por el ansia de poder, la amistad forjada gracias a un ideal, la homosexualidad en la monarquía, los matrimonios por conveniencia entre los países... Un conglomerado de tramas que en ningún momento ralentizan el ritmo de la película.
Dentro de todo el dramatismo de la historia, el guión deja espacio para el humor, sin duda hay un suficiente conjunto de escenas que te hacen sonreír, o incluso reír a carcajada limpia. El guión es otro punto fortísimo de este film. Han otorgado mucha fuerza a las palabras y eso, junto con la intensa y a la vez dulce banda sonora, consigue conmover, incluso hasta la lágrima.
Al ser una película histórica hay que fijarse también en el vestuario y en el maquillaje. Emblemáticos. A nadie se le va a olvidar jamás la cara pintada de azul de Wallace antes de las batallas, ni las faldas a cuadros que levantan para enseñar sus vergüenzas.
Y las peleas: sangrientas, crueles, brutales, frenéticas... y cargadas de entusiasmo. Hasta se merecen el epíteto de nobles; nobles porque la palabra, de nuevo muy presente, consigue que de verdad apoyemos las creencias de los escoceses y persigamos junto con los protagonistas su libertad, su causa justa.
Hacen que nos lo creamos, tanto, porque las actuaciones son muy creíbles. Mel Gibson sin duda ha hecho historia con Braveheart, en gran parte, gracias a la dirección, pero sobretodo por su interpretación: acompañas a William Wallace en su cometido, no a Mel Gibson.
La princesa francesa Isabelle (Sophie Marceau) consigue transmitir perfectamente su desencanto frente al amor y su lucha por conseguirlo. Robert Bruce (Angus McFayden) sobresale en su papel de noble escocés aspirante al trono. Bruce desea ser como Wallace y luchar por la libertad, pero su padre, atormentado por una devastadora enfermedad, lo aparta de sus deseos con pactos secretos con los ingleses. Los ojos de McFayden muestran su decepción o su rabia con convicción.
Tampoco puedo dejar en la estacada a Brenda Gleeson y David O´Hara, Hamish y Stephen respectivamente; los inseparables y leales amigos de Wallace. El primero, compañero desde niño traslada fuerza, y el segundo, "el loco irlandés" aporta gran parte del humor. Y para finalizar con el análisis de actuaciones, destaco a Patrick McGoohan como Eduardo I. Desde luego es ideal para el papel de malvado hasta la médula, su mera presencia te pone los pelos de punta.
Una obra maestra del cine de los 90.
Y sin duda, fui una suertuda al haberla podido disfrutar en el cine, con todos sus detalles a tamaño gigante y con la espléndida música a un volumen considerable.
Como diría (y dijo de verdad) William Wallace:
¡ALBA GU BRÁTH!
Beatriz Martínez Arranz
PD: para quien no lo sepa ya... he de confesar que siempre ha sido, desde que la vi por primera vez (hace tantos años... que no se cuántos, pero sí recuerdo dónde y con quién me maravillé viéndola) mi PELÍCULA PREFERIDA, y para una cinéfila como yo eso es importantísimo. :P
2 comentarios:
No se nota que es tu peli preferida, tranquila, lo pasaremos por alto :P. Anda que no molan los dialectos célticos... aquí en donde estoy se habla(ba) bretón y todos los carteles tienen el nombre puesto en francés y bretón y es muy divertido leer cómo se decían las cosas, jeje.
Cuídate pequeñaja! :P Un beso!
Y luego hay quién me echa la bronca porque no escribo... 8-)
:P
Publicar un comentario