13 enero, 2010

Sangre fría, tinta caliente



(Mi libro es rojo no beige, o el color que quiera que tenga esta foto)
A sangre fría. Truman Capote.

Anagrama (Colección Compactos) Barcelona, 2009, 435 páginas


Sangre fría, tinta caliente.

A finales de 1959, el autor, escritor y periodista estadounidense, Truman Capote, se interesó por una noticia que había leído en el New York Times. Dicha información se refería a un brutal cuádruple asesinato acaecido en la pequeña localidad de Holcomb, en el estado de Kansas, sin un móvil aparente. Así pues, cogió sus cosas y viajó hasta allí, con afán periodístico, para llevar a cabo sus propias investigaciones. De este modo comenzó a forjarse esta “non-fiction novel”, en palabras del autor, es decir, una “novela testigo”, no solamente basada en un hecho real, si no que narra el hecho de la manera más aproximada posible, apoyándose en todas las informaciones recopiladas.
Dos delincuentes en libertad condicional, Dick Hickcock y Perry Smith, asesinan a la familia Clutter, compuesta por el señor y la señora Clutter, su hijo y su hija, sin motivo aparente. El pueblo de Holcomb se encuentra realmente conmocionado y las autoridades están desesperanzadas ante la falta de pruebas, sólo unas las ensangrentadas huellas de unas botas. Pero cinco años, cuatro meses y veintinueve días más tarde, el 14 de abril de 1965, los culpables mueren ahorcados.
¿Cómo descubren quiénes y por qué asesinaron a sangre fría a una familia entera? Creo que lo más adecuado sería coger el libro y comenzar a leer. Lo más interesante de esta novela no consiste en descubrir el final, que excepto que se empiece sin información alguna y sin ni siquiera leer la contraportada, se nos ofrece sin problema; si no que la fascinación se presenta durante las investigaciones, el cómo llegan a desenmascarar a los asesinos y por qué éstos llevan a cabo su crimen.
Los testimonios y relatos de los lugareños, de los detectives y de los familiares son cruciales para poder asimilar el horror que se desarrolló en Holcomb en la década de los 50. Mientas que las narraciones de las vidas de los asesinos: sus recuerdos de la infancia, sus conversaciones, sus pensamientos… son imprescindibles para llegar a comprender un poco sus actitudes; comprender que no aprobar. Para conseguir toda la información Capote tuvo que ganarse la confianza de ambos grupos, hecho que le costó enormemente debido a su condición pública de homosexual y a su vestimenta un tanto excéntrica.
Fueron duros años cargados de entrevistas, informes, declaraciones… que sin duda, dieron sus codiciados frutos.
La obra de Capote es un excelente ejemplo de cómo el periodismo y la literatura pueden casarse haciendo una pareja maravillosa. Como todo buen periodista, el autor nos enseña una realidad, nos muestra unos hechos, de forma esclarecedora, dejándonos las conclusiones a nosotros, los lectores. Esto no significa que toda la obra esté tratada desde una objetividad absoluta, no, Capote también hace sus valoraciones, pero no las hace categóricas. A sangre fría, una investigación novelada de un periodista profesional, profesional.
Semispoiler que quiero recordar: las últimas frases de Perry Smith antes de ser definitivamente ahorcado:

Pienso que es una cosa infernal quitar la vida de este modo. No creo en la pena de muerte ni legal ni moralmente. Puede que hubiera podido contribuir en algo. No sirve de nada que pida perdón por lo que hice. Hasta está fuera de lugar, pero lo hago, pido perdón.

9/10

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